Libros para entender el presente postsoviético

Estos días vuelven a desempolvarse algunos viejos mitos soviéticos. Putin no habla de comunismo, pero sí de desnazificar y de defender la patria de un invasor cuyas manos están manchadas de sangre rusa. El revisionismo interesado puesto al servicio del totalitarismo y la nostalgia de un imperio hoy en ruinas desentierran términos del siglo pasado como Gran Guerra Patria.

Jacek Hugo-Bader, Margo Rejmer y Kapka Kassabova han explicado el presente postsoviético en sus libros de crónicas, viajes y testimonios. En sus obras hay claves el presente del conflicto y la realidad de los territorios poscomunistas.

Hugo-Bader da cuenta de un fenómeno histórico excepcional: el desmoronamiento de una de las potencias del siglo XX. «Tuve la suerte de presenciar la caída de un imperio, y ha habido pocos imperios en la humanidad», dice a menudo cuando le preguntan por su fijación por Rusia y la Unión Soviética. Entre sus escombros anida la nostalgia de la utopía comunista, la añoranza por la grandeza perdida. Hugo-Bader lleva desde los años noventa viajando a Rusia para narrar su transición. Ha recorrido la carretera que atraviesa el territorio helado del gulag; ha radiografiado una vieja clase militar que añora la grandeza del ejército rojo; ha visto crecer el músculo de la mafia rusa en los sótanos de Liúbertsi; ha hecho enfadar a Mijaíl Kaláshnikov, el inventor de la inmortal AK-47. Y hasta ha viajado a los confines helados de Siberia para asomarse al vacío que dejó la fe comunista. Al retorno de un pueblo a una identidad anterior, previa al País de los Sóviets y basada en la magia y el animismo. Todo esto lo cuenta en El mal del chamán, En el valle del paraíso y Diarios de Kolimá.

Lo que queda de los países satélite

El conflicto en torno a la constitución del estado ucraniano y sus fronteras deja claro que la sombra del régimen soviético llega hasta hoy. Al igual que Ucrania otros muchos países del continente pertenecieron a la URSS o fueron sus miembros satélite. Margo Rejmer narra la transición poscomunista de Rumanía y Albania. Bucarest es un viaje a la capital que sufrió el hambre, el frío y los horrores de aquel comunismo personalista. Un sistema marcado por el delirio megalómano, la paranoia del espionaje y la delación, y el miedo a un dictador que anheló tener sus propias hormigas, sus propios hormigueros y su propio prado hor­migonado donde las hormigas bailaran en su honor. Y en Barro más dulce que la miel recompone la historia reciente de Albania, conocida como la Corea del Norte europea por su hermetismo. Viaja hasta allí para narrar la pesadilla de una nación ahogada por la autarquía y dirigida por una clase de burócratas sombríos y torturadores alienados.

Kapka Kassabova vuelve a su Tirana natal para recomponer el relato de su infancia, el testimonio de un desarraigo personal en mitad de una Bulgaria donde el comunismo pervive como un cerco indeleble en el urbanismo y la memoria colectiva. Una calle sin nombre es el viaje —literal y literario— en busca de un hogar que ya no existe, de las ruinas de un sistema demolido y de una identidad maltrecha por la huida y el exilio.

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