Al este del Arbat

Hanna Krall

Traducción de Ernesto Rubio y Agata Orzeszek

Año 1966. Hanna Krall llega a la URSS con el encargo de retratar el mundo soviético. Pero hay un problema: la República Popular de Polonia, donde se publicarán sus reportajes, es una nación aliada y vigila con celo que no se escriba ni se diga nada inapropiado del Imperio rojo. Sus funcionarios velan por detalles como que la palabra leninismo ocupe más espacio en el diccionario polaco que sus vecinas lémur y lenocinio. Quienes se atreven a bromear susurran que sin el visto bueno de la Oficina Principal del Control de Publicaciones y Espectáculos no se puede imprimir ni la etiqueta de unas bragas.

Krall, maestra junto con Ryszard Kapuściński de la mejor escuela del reportaje europeo, tuvo que inventarle un doble fondo a la escritura para pasar de contrabando aquello que no se podía decir en voz alta. Hoy podemos leer los reportajes de Al este del Arbat como un retrato nítido del Homo sovieticus o como un pequeño manual sobre cómo escribir en los tiempos de la censura.

Entre renglones, Krall ocultó la desagradable verdad de la vida cotidiana. En el relato de la pasión que despertaba el ajedrez en el país de los Sóviets, se adivinaban los anhelos de libertad cuando esta escaseaba. En el retrato de las lujosas ciudades construidas para albergar a los físicos que desarrollaron la bomba atómica, aparecía una nueva clase privilegiada surgida tras la revolución que debía abolir las clases y los privilegios. En la descripción de las tertulias literarias en fábricas y teatros o de las artimañas para conseguir unos zapatos de charol, se vislumbraba la rigidez de una vida fraguada por la ideología.

 

«Descubrí el mundo gracias a autoras como Hanna Krall» _Svetlana Aleksiévich

«El gran tema de Hanna Krall es el del destino de una persona degradada y aniquilada por la historia. No obstante, esa historia no es un horror abstracto. Sus obras subrayan que personas concretas fueron asesinadas por otras personas y no por los “demonios de la guerra” o por la “agitación histórica”. He aquí la singularidad de la mirada de Hanna Krall» _ Ryszard Kapuściński

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Primera edición: marzo de 2024
Colección: Caja Alta
Género: reportaje narrativo
ISBN:978-84-17496-88-3
PVP: 16,9 €
Formato: 14 x 21 cm. | rústica con solapas
Páginas: 128

Tras la enfermedad, se quedó muy débil y no servía para trabajar. Lo salvó un médico: le encargó el enterramiento de los que morían en el barracón hospitalario. Era un trabajo liviano, pues los agujeros los cavaban otros presos. Había que sacar los cuerpos, colocarlos en el agujero y taparlos con tierra. Intentaba colocarlos de manera que la tierra no les cayera en el rostro. La tierra estaba mezclada con nieve: un barro que en primavera cubre la taiga y la tundra. Los muertos no tenían ropa ni nombre. Se preguntó por el rito funerario. Sabía que existían diferentes costumbres, pero las desconocía. Habría sido ridículo pronunciar un discurso. Cualquier oración habría sido una falsedad, puesto que él no creía en Dios. Así que se inventó un rito propio: daba varias vueltas alrededor de la tumba moviendo los brazos como si fueran alas. Debía de recordar a un pájaro. Pensaba: que vuelen hacia alguna parte.

 

Este libro ha sido publicado con el apoyo del Programa de Traducción Polaco [© Poland Translation Program].

 

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